Job 1; 9: "Satanás replicó: '¿Acaso Job te honra sin recibir nada a cambio? ¿Acaso no están bajo tu protección él, su familia y todas sus posesiones? De tal modo has bendecido la obra de sus manos que sus rebaños y ganados llenan toda la tierra. Pero extiende la mano y quítale todo lo que posee, ¡a ver si no te maldice en tu propia cara!'
'Muy bien' le contestó el Señor 'todas sus posesiones están en tus manos, con la condición de que a él no le pongas la manos encima.
Dicho esto, Satanás se retiró de la presencia del Señor.
Job 42; 10: "Después de haber orado Job por sus amigos, el Señor lo hizo prosperar de nuevo y le dio dos veces más de lo que antes tenía. Todos sus hermanos y hermanas, y todos los que antes lo habían conocidos, fueron a su casa y celebraron con él un banquete. Lo animaron y lo consolaron por todas las calamidades que el Señor le había enviado, y cada uno de ellos le dio una moneda de plata y un anillo de oro.
El Señor bendijo más los últimos años de Job que los primero, pues llegó a tener catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas. Tuvo también catorce hijos, y tres hijas. A la primera de ellas le puso por nombre Paloma, a la segunda Canela, y a la
tercera, Linda. No había en todo el país mujeres tan bellas como las hijas de Job. Su padre les dejó una herencia, lo mismo que a sus hermanos.
Después de estos sucesos Job vivió ciento cuarenta años. Llegó a ver a sus hijos, y a los hijos de sus hijas, hasta la cuarta generación. Disfrutó de una larga vida y murió en plena ancianidad.
En la iglesia nos enseñaron que tener cosas materiales era pecado y nos alejaban de Dios. Las cosas materiales en las iglesias eran vistas como señal de egoísmo, porque se enseñaba que lo importante era lo espiritual, lo interior. Buscar cosas era materialismo, un lujo o pecado.
No solamente se nos enseñó ese concepto sino también el voto de pobreza, cuánto más pobre, más espiritual, cuanto más humilde más espiritual. Había que despojarse de todo porque en los primeros años los cristianos eran perseguidos y apenas luchaban por su vida.
Alrededor del 300 d.C Constantino oficializa la religión cristiana; y ya no hay más persecución, pero los cristianos mantenían la mentalidad de persecución y sostenían que las cosas no eran importantes; de ahí viene que lo importante es lo interior.
Pero si leemos la historia de Job, vemos que amaba a Dios y era rico.
- Dios quiere darme cosas materiales.
Jesús dijo: 'Si tu hijo te pide un pescado no le das una serpiente; si te pide un huevo, no le das una piedra; cuánto más vuestro Padre celestial dará cosas buenas'
Dios da cosas.
Dios quiere darnos cosas materiales.
Job era rico, tenía cosas materiales.
Jesús dijo: 'A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien'
Pablo dijo: 'Todas las cosas me son lícitas, pero no voy a dejar que nada me domine'
Me sorprendí cuando leí a un teólogo que dice que Jesús habló más del dinero que del cielo y el infierno juntos.
- Dios quiere que le pida muchas cosas materiales
Cuando le pedís cosas grandes a Dios, estás creyendo que Él te las puede dar.
Dios quiere que le pida muchas cosas, y quiere dármelas para que disfrute de ellas.
Las cosas no nos son dadas por Dios para tener estima; las cosas no son para que nos sintamos mejor de estima. Nuestra estima no depende de las cosas; ya somos amados por Dios, tengamos o no.
Las cosas no nos son dadas para que mostremos a los demás lo que tenemos.
Nuestra estima no fue dada para que crezca con las cosas.
Dios bendijo a Adán y Eva y después les regaló el huerto, porque no importa si tenemos o no, ya estamos aceptados por Dios.
El rechazo emocional es el impedimento mayor que no me permite disfrutar las cosas. Cuando me siento rechazado no puedo disfrutar las cosas, porque me concentro para ver si me validan o no.
Una persona que se siente rechazada no puede disfrutar una salida, un coche, un logro, porque no está con los ojos en ello, sino en ver la validación de terceros.
El rechazo me hace ofendible, porque mi foco soy yo; y cuando buscás la aceptación de la gente, quedás esclavo de ellos y no podés disfrutar de las cosas.
Las cosas han sido creadas para ser disfrutadas, Dios no te las da para que levantes tu estima.
Una persona rechazada es transmisora de su propio rechazo: '¡qué lástima que nadie te dio las gracias!' '¡qué lástima que nadie aprovecha lo que vos hacés!'
La imagen que tengo de mí la aprendí; y si aprendí una mala imagen, puedo aprender la imagen que Dios tiene de mí. Tenés que saber que Dios te ve exitoso, bendecido, tengas o no cosas.
Cuando busco las cosas porque creo que poseer algo me levanta la estima, no puedo disfrutar de eso, porque tengo que cuidar esa cosa porque me levanta la estima, y así los objetos se transforman en droga. Es de ahí que nace la gente ambiciosa, miserable, tacaña, que no disfrutan las cosas, sino que las usan para levantar la estima.
Dios me dijo que bendiga a todos, porque la felicitación es linda y la validación sirve, pero que no trabaje con la gente que necesita la validación porque no se concentran en el objetivo sino que son esclavos de la gente.
La gente que se siente rechazada tiene que sanarse, porque la aceptación no te la puede dar la gente, la aceptación ya te la dio Dios, y lo único que hay que hacer es aceptarlo, reconocerlo y tomar que ya somos valiosos para Dios.
La gente que busca el reconocimiento no va a poder disfrutar ni tener cosas grandes de Dios, porque van lento, ya que en vez de concentrarse en el objetivo fijan su mirada en la validación que se les da.
Tenemos que buscar cosas materiales que Dios nos dé para disfrutar.
- Cuando conquiste todas las cosas que pueda, las voy a soltar a todas.
Tenés que desapegarte de todas las cosas.
Ser libre es no estar atado a nada.
Cuando tenés algo lo vas a cuidar, lo vas a disfrutar, pero no te vas a apegar, porque el apego te desgasta, te molesta y te duele.
Tenés que entregarle todo a Dios, para que cuando algo salga de tu vida no sufras.
Las cosas tienen un ciclo de vida, porque se rompen, porque se desgastan o porque nos morimos antes, pero todas las cosas tienen un ciclo de vida.
Cuando tengo una cosa y no puedo soltarla, no soy su dueño, soy su esclavo.
Todas las cosas son temporales, todas saldrán de mi vida y tengo la capacidad de seguir viviendo sin ellas.
Mi mundo interno se detiene cuando me ato a algo.
Todas las cosas materiales que hoy tenés, dáselas al Señor.
Toda la lucha de Job fue por cosas. Satanás no le mató a Job los hijos.
Job tenía muchas cosas, entonces Satanás le dijo a Dios que Job lo adoraba, porque tenía cosas, entonces quería probar qué hacía Job si perdía las cosas; por lo que Dios le permitió que le quitara las cosas, pero no la vida.
Job tenía 10 hijos, los hijos se murieron pero no los mató Satanás, porque no tiene poder sobre la vida de nadie, menos sobre los hijos de Dios.
Satanás mandó un tornado, con el que le robó los camellos, mató sus ovejas. Job perdió todo, porque tenía que aprender a soltar las cosas.
Hay gente que tiene que soltar las cosas que perdió, las cosas que hoy tiene, porque un día esas cosas se van a ir.
Tenemos que pedir cosas materiales, pelear por ellas, buscarlas, y cuando las tengamos dárselas a Dios, para no apegarnos a nada.
Hay cosas que hay que tirar, guardamos cosas porque tenemos cultura de miseria y no creemos que Dios pueda darnos cosas grandes, nuevas y buenas.
Hay cosas para dar, tenemos que desarrollar el placer de dar por dar.
Hay cosas para soltar. Todo lo que tengas miedo de perder, es lo primero que tenés que soltar.
- Conquisto cosas, las suelto, y vienen a mi vida más cosas.
Cuando las cosas salen de tu vida, Dios te da cosas más grandes.
Tres amigos le dijeron a Job que por una maldición sus hijos habían muerto. Cuando Job estaba solo y enfermo otro de sus amigos le dijo que estaba en esas condiciones porque tenía un pecado oculto, y otro de sus amigos le dijo que si Dios permitió que sus hijos murieran fue porque algo habrían hecho.
Ocho meses duró el dolor de Job. Él se dio cuenta que Satanás le había quitado las cosas, y sabía que tenía que aprender a soltarlas, y cuando las soltó terminó su dolor.
Cuando hizo eso Dios bendijo a Job con el doble de lo que él tenía.
- Dios me dará el doble de todo lo que he perdido
Todo lo que se ha ido de tu vida, volverá duplicado de la mano del Señor porque no te dejará en pobreza, Dios vendrá a duplicarte todas las cosas materiales otra vez.
- Vienen regalos a mi vida
Dios le dio a Job una casa, él hizo una fiesta y volvieron todos los que lo habían abandonado, con un anillo y una moneda.
Volverá a haber fiesta en tu casa, y sino tenés casa lo harás en la casa que Dios va a darte, porque Dios no te dejará en la pobreza; la gente vendrá a traerte regalos.
- Dejarás herencia hasta la cuarta generación
A todo lo que sueltes, Dios te lo va a devolver, no sólo para que lo disfrutes vos, sino para que lo disfruten tus hijos, hasta la cuarta generación.
Vas a dejar herencia de cosas materiales.
Jesús murió a los 33 años. Su ministerio duró 3 años, no duró más porque no era suyo, se lo había dado a Dios.
Jesús entregó su vida, porque no era suya, se la había entregado a Dios.
Jesús dejó a María, a sus amigos, a la gente con la que había trabajado, porque los había soltado y se los había entregado a Dios.
- Todo lo que sueltes interiormente afectará a tus próximas generaciones.
Dios a Job le dio el doble de todo lo que había perdido, pero lo que no le devolvió doblemente fueron los hijos, porque los hijos no se reemplazan.
Dios no va a reemplazarte a aquel que partió con otro, porque Satanás no le mató a los hijos, porque la vida también es temporal.
La vida se termina como las cosas.
Hay gente que ha perdido seres amados y el Señor quiere que los sueltes; ellos hoy están contándole a Dios las cosas lindas que vos sembraste en ellos.
Hay que soltar las pérdidas afectivas que hemos tenido, tenemos que cerrar el duelo. Dios no te va a reemplazar las pérdidas afectivas, pero te va a dar paz con los que hoy viven.
Cuando sueltes la pérdida de los seres que amás, Dios va a darte la paz para que los que están cerca tuyo vean en vos la paz. Dios va a darte el doble de la paz que el enemigo quiso quitarte.
Job vivió el doble de tiempo, 140 años, y vivió en tiempo y calidad; Dios va a hacer lo mismo con vos.
Los años de tu dolor serán duplicados por años de alegría, de bendición, de gozo. Soltá tu vida, entregásela a Dios y el te dará el doble.
Job dijo: 'de oídas te había oído' y yo siempre interpreté como que Job no entendió nada, hasta que me di cuenta que quien no había entendido nada era yo.
Dios le duplicó las fuentes de revelación. Dios va a duplicarte. Si lo veías ahora lo vas a oír; si lo oías, ahora vas a tocarlo; si lo tocabas, lo vas a oler; si lo olías, lo vas a amar. Dios va a duplicar todo lo que sueltes para Él.
Tenés que soltar cosas materiales, recuerdos buenos o tristes, costumbres, creencias, tu vida, tu familia; porque Dios te dará el doble de la unción. Adorar es darle tu vida al Padre, por eso Job antes de recibir lo adoró.
Job perdió todo, pero en unos años volvió a levantar su cabeza otra vez, porque había soltado todo al Padre.
Soltale tu vida, tu historia, tus muertes, tus costumbres.
Hay gente que no puede tomar lo nuevo, porque tiene miedo de soltar lo viejo en su corazón.
Soltá a tu ex de tu vida. Dios quiere que sueltes lo que has perdido porque puede darte cosas mejores.
Durante ocho meses Job fue torturado por sus amigos, hasta que la unción tocó a Job y entendió. Job oró por sus amigos, los bendijo, los soltó; y cuando hizo esto, Dios le dio el doble.
Soltá todo lo que tenés miedo a perder, para que cuando salga de la vida no duela, y permitas que venga lo nuevo.
No guardes rencor a nadie, volvé a sonreír.
Para el que cree todo es posible.
Hay gente que no entró en la nueva unción porque no soltó la vieja, no soltaron las viejas lenguas que aprendieron, no soltaron las enseñanzas viejas; tenés que soltar, porque Dios hace las cosas nuevas.
Soltá los momentos de éxito que has tenido, porque vienen mejores, porque en Dios lo que viene siempre es mejor, ya que vamos de gloria en gloria, como la luz de la aurora en aumento.
‘Nuestros enemigos se han burlado de nosotros, pero Tú nos sostuviste con la diestra de tu mano’ decía David. Dios va a honrarte, los que te abandonaron van a volver solos a darte, porque habrán descubierto que Dios está contigo aún cuando el diablo te sacó todo.
Por Bernardo Stamateas