Salmo 91
(BAJO LAS ALAS DIVINAS)
El que mora al abrigo de Elyón y
se aloja a la sombra de Sadday,
dice a Yahvéh: ¡Mi refugio y fortaleza,
mi Dios, en quien confío!
Que él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta; te cubrirá con su plumaje,
un refugio hallarás bajo sus alas.
No temerás el terror de la noche,
ni la saeta que de día vuela,
ni la peste que avanza en las tinieblas,
ni el azote que devasta a mediodía.
Aunque a tu lado caigan mil y
diez mil a tu diestra,
a ti no ha de alcanzarte;
escudo y adarga es su lealtad.
Basta con que mires con tus ojos,
verás el galardón de los impíos,
tú que dices: ¡Mi refugio Yahvéh!,
y hace de Elyón tu asilo.
No ha de alcanzarte el mal,
ni la plaga se acercará a tu tienda;
que él dará orden sobre ti a sus ángeles
de guardarte en todos tus caminos.
Te llevarán ellos en sus manos,
para que en piedra no tropiece tu pie;
pisarás sobre el áspid y la víbora,
abatirás al leoncillo y al dragón.
Pues él se abraza a mí, yo he de librarle;
le exaltaré, pues conoce mi nombre.
Me llamará y le responderé;
estaré a su lado en la desgracia,
lo libraré y le glorificaré.
Hartura le daré de largos días,
y le haré gozar mi salvación.